Aquello que he anhelado desde siempre,
un campo lleno de colinas y montañas,
rebosante de vida y también aire puro y limpio.
Contemplar las hermosas flores a mi alrededor,
recostarme en la base de un árbol y recibir
la frescura de su sombra.
Sentir como la suave brisa me acaricia y
llenar mi frágil corazón de paz y tranquilidad
y olvidar toda inquietud que me atormenta.
Cerrar mis párpados y descansar mi
desgastada vista y así sentir
como sana mi dulce alma.
Estar hasta el atardecer de aquel lugar
y explorarlo de principio a fin.
Poner una manta en el suelo y tomar una
taza de té mientras leo mis libros favoritos,
con alguien que me haga compañía.
¿Se necesita más para ser feliz?,
a veces solo hay que mirar la belleza
de las cosas simples de la vida
y aprender a disfrutarlas.