La suave brisa otoñal rozó mis pequeñas mejillas
mientras me abría paso por aquel sendero.
Dejándome un pequeño sentimiento de soledad,
por el frío de la época en la que me encontraba.
Sacudí rápidamente mi cabeza para deshacerme
de esa amarga idea y dibujo en mi rostro una
amplia sonrisa de oreja a oreja mientras camino.
Continúo por el sendero contemplando como las
hojas son arrastradas por la brisa y veo…
Como los niños se tiran encima de los
pequeños montículos de hojas que se van
acumulando.
Me paro allí… y me siento en una pequeña
banca que estaba cerca de mí, y de a poco
la serenidad inunda suavemente mi cabeza.
Colocó la lonchera que traje conmigo a mi lado
Y cuando la abro suena con un Clic y saco su
contenido con rapidez y cuidado.
Con emoción tomo mi sándwich y comienzo a comerlo
y a la vez miré las azaleas frente a mí…
Un pensamiento surgió en mi mente y pensé
“Hoy fue un día tranquilo, salir de vez en cuando y tomar
aire fresco me renueva”.