Abandonado estoy sin un lugar al que llamar hogar,
caminando sin rumbo en esta pesadilla sin fin,
miré hacia el vacío que se me hacía eterno, con
desilusión y tristeza en mi corazón.
Con mis recuerdos destrozados en pedazos que de a
poco se vuelven imperceptibles, después de tanto esos
recuerdos comenzaron a perder su valor.
En esos días apáticos e interminables la propia realidad
se distorsionó en mí y comencé a soñar despierto, ahí
mismo vi un recuerdo tan anhelado.
Un pueblo voluminoso hasta donde alcanza la vista
con sonidos alegres y luces por doquier, pero la realidad
es más cruel de lo que te puedes imaginar.
Esos sonidos eran solo un mero recuerdo y esas luces
no eran más que luciérnagas esparcidas, pero ya estaba
cansado, mi hora había llegado a su fin.
La fuerza abandonó mi viejo cuerpo y el frío comenzó a
recorrer cada rincón de mí y esa esperanza que perduro
hasta en los días más amargos se desvaneció así sin más.
Al menos antes de perecer tendré una hermosa vista llena de luces que se superponen en ese vacío… tan bonito… he ahí como el frío se volvió tan dulce y doloroso, por fin podré descansar…